Durante el verano la mayoría de los vehículos llevan mayor carga, ya que se viaja más con la familia y el correspondiente equipaje. Por este motivo, se debe prestar una atención muy especial a la suspensión del vehículo, en especial a los amortiguadores.
El deterioro de la amortiguación es una anomalía que podríamos considerar "silenciosa". Efectivamente, miles de conductores conducen habitualmente con amortiguadores desgastados sin estar al tanto de las prestaciones que su vehículo ha perdido y, por tanto, del peligro que corren.
En circunstancias normales y de manera inconsciente, el conductor ha ido adaptando su forma de conducir para que compense el giro y el poco agarre a la carretera que provoca una amortiguación desgastada.
Probablemente, algún día se verán envueltos en una emergencia, cuando su vehículo no frene o no tome una curva como su diseñador pretendía. Las probabilidades de ello aumentan si el vehículo transporta una carga pesada.
Es por ello muy importante que, entre las revisiones que habitualmente se hacen a un vehículo, se incluya la revisión del estado de la amortiguación. Esta revisión en un taller equipado oportunamente, es muy rápida y poco costosa, y nos dará la garantía de estar circulando con un vehículo que mantiene como mínimo las especificaciones de seguridad y la capacidad de agarre que tenía el día que salió de fábrica.(Extracto del artículo publicado en "Talleres y Comunicación", nº 583)